Jueves 20 de Agosto del 2015.
Rosarito, B.C.
“Armando maleta, tiempo de cambios. Las prisas y tantas cosas por
empacar. Tengo muchas cosas que acomodar aun y el tiempo sigue corriendo
mientras se acerca la hora de salida de mi autobús. Cada vez me desespero más y
más y las cosas parecen no caber en la mochila. De pronto observo y en el piso
hay muchas cuentas para hacer collares fuera del organizador. Tengo que
recogerlas y acomodarlas. Ya casi es la hora de salida. Mientras levanto unas piezas
en mi rapidez por hacer la mochila, tiro otro recipiente que contenía otras
piezas, todas van al piso y ahora tengo dos recipientes por levantar. Así, voy
levantando unas piezas mientras tiro otras, es la hora de salida, voy a perder
el autobús y las piezas siguen cayendo al piso, es mi torpeza, es la prisa es
la mochila que aun no esta lista. Chaquiras pequeñas alejándose de mi,
escondiéndose entre tantas cosas y solo tengo dos manos para levantar tantas y
tantas que ruedan de aquí para allá. La angustia dentro de mi, la desesperación
y en mi cabeza un autobús que no alcanzo mientras sigo tirando recipientes de
los cuales saltan piezas pequeñas. Levanto una y tiro tres”.
Esta
es mi pesadilla recurrente. Cuando las cosas no salen como yo quiero, cuando en
la vida pareciera que el destino se estuviera ensañando conmigo, dándome golpe
tras golpe, amenazando mi zona de confort.
El
miedo a los cambios en la vida no es algo exclusivo de unos cuantos. Soy uno
más al que este miedo ataca constantemente. Se me olvida que nada en la vida
esta quieto y que todo se mueve, hasta las piedras de las montañas.
Me
esta lloviendo en mi milpìta y se que la lluvia es buena, que todos los cambios
son buenos pero no dejo de sentirme inquieto y pido ayuda a Dios. Todo cambia,
todo se mueve pero me he acostumbrado tanto a estar así que me es difícil
aceptarlo.
2
de mayo del 2009; inicio un gran cambio en mi vida, un cambio necesario, de
vida o muerte y también de razón y sin razón. De ahí hasta el día 11 de agosto
del 2011 dejaría de tener alcohol en mi sistema y por una semana viviría la
locura de una recaída, tan deseada, tan difícil de trascender, tan hija de su…!
Viví
la locura de ver mis pensamientos sueltos, sin control, ajenos completamente a
mi, pensé que no regresaría. Invoque a Dios, a todos mi guerreros, mis
ancestros; pedí otra segunda oportunidad después de muchas segundas
oportunidades y, aquí estoy en este día cumpliendo cuatro años y un día de que
me estuve tirado en el suelo, cagado y meado, vomitando sangre, apestando
horriblemente, sin control físico de mi cuerpo, sin fuerzas ni para ir al baño
y solo ingerí alcohol una semana.
Amigos?
Pocos, los que aun están ahí firmes y pendientes. Los que aun se preocupan por
llamar alguna vez, por mandar un mensaje de cel, los que han sentido la soledad
como yo la he vivido, los que han tocado las puertas de la locura y no se
espantaron de las mil pendejadas que hice estando en mi estado mas estupido de
conciencia: borracho.
Insulte,
grite, pelee, me desnude en la calle, me salio lo puto, llore; me transforme en
el moustro que soy y al final nadie quería estar cerca de mi. Seria porque se
me acabo el dinero? Seria porque en realidad ya no me aguantaban?
Terminar
con sueros en las venas, sin poder comer, la vergüenza y la cruda moral por
todo lo que me contaban que hice eran el impulso para volver a huir, otra fuga
geográfica mas y tal vez regresar algún día cuando ya se les hubiera olvidado
un poco.
Pero,
también estaba cansado de huir. Cargue la vergüenza dentro de mi, escondí el
rostro y fui pidiendo disculpas, no podía mirar a las personas a los ojos. Los
que huyeron, los que después se burlaron de mí, los borre de la lista de
amigos. Después de gastar tanto dinero con ellos, me ofrecieron diez pesos para
que me alivianara, les di las gracias y me fui de raite a Puerto Nuevo, podían
quedarse con sus diez pesos y comprarse otro amigo, yo me quedaba con sus risas
y sus burlas, con sus comentarios hirientes y sin ellos como amigos. Apenas
podía caminar y la voz se me quebraba al hablar. Aun pasarían días para que mi
mente regresara a la normalidad
Han
pasado cuatro años y un día y la vida sigue para adelante. Dios me dio la
responsabilidad y el regalo de una compañera y una hija que hoy tiene un año y
casi un mes. Disfruto y sufro de una familia hermosa! Disfruto y sufro, si,
porque la vida es de disfrutar y sufrir aunque el sufrir no me guste.
Hace
mucho que no escribía, que no sacaba la basurita de mi alma, que no veía para
adentro con la inteligencia de mi corazón. Me hace falta pegarme más a estas
catarsis, a estos momentos de auto análisis, de desahogo. Pues sin ellos mi ser
se llena de basura y no puedo ver claras las opciones frente a mí.
Gracias
a los amigos que aun quedan, a los que se han mantenido en contacto, a los
nuevos y a los que aun no llegan.
Soy
chicati y sigo luchando por no perder la razón a causa de mis obsesiones y de
una enfermedad del alma que nadie sabe que es, pero que, uno de sus síntomas es
el alcoholismo.
Hoy
no hay hilaridad en mi escribir, porque cuando se saca la basura, no se espera
sacar algo que sirva, ni tampoco ordenado, solo se saca para que no estorbe
cuando intente llenar de cosas buenas mi interior.
Hoy
es un buen día donde el tiempo no importa, solo el hoy.
Solo
por hoy y con la bendición del jefito.
Gracias
Sonia y Jade por tantas sonrisas.
Gracias
Ámbar por ser como eres.