Miraba la pequeña ventana del baño y atravez de ella salian sus ojos a buscar luz, que les regalase aquellas imágenes, que dentro de el, iba guardando en algun carpeta llamada:imágenes de” la bella Cenicienta del pacifico”.
A lo lejos diviso el azul del cielo, el mas blanco de los azules, el ultimo antes de solo ser blanco.
La linea del horizonte a veces usa una bufanda fria, gris, polvosa y no trae polvo; trae aire muy frio.
Debajo de esos colores que decriben el cielo y clima de estas tierras; estan los anuncios de los muchos bares, las azoteas de casas y edificios,.
Por algunos espacios alcanzan a mirarse las avenidas, los autos, algunas gentes, desde aquí se ve “el mercado negro”, desde aquí se ve el “Paris de noche”.
De pronto, mis ojos buscan detalles a los que no he puesto atencion y ahí esta: es un letrero, es una caja de plasticos o esas madres que usan para que en la noche el dibujo se vea chingon, que apantalle.
Al cabo seguimos comprando espejitos de colores. Bueno, asi fue al principio, despues, han pasado los años y nada. Sigue ahí, a estado por muchos años ahi; la pantalla luminosa y la costumbre de comprar lo brilloso.
Como no recordar los grandes anuncios que alguna y tantas veces vi en mis caminos.
“Cerveceria el minero”.
podria pasar horas describiendo lo que siento o lo que busco sentir al mirar ese letrero de pocas y sencillas palabras.
Se puede encontrar en el fondo de la pantalla, la imagen del rostro de un minero que lleva en su cabeza un casco provisto de una lampara. El rostro cubierto de una espesa barba, arrugas que marcan el tiempo y el trabajo, entre sus labios una bella pipa, que habla de los buenos y placenteros momentos de una vida de hombre rudo.
Dejo la ciudad y subiendo mi vista miro otra vez el color azul natural, el azul vivo.
En el horizonte se juntan cielo y mar, el aire y el agua.
El calor; bendito hijo del fuego que viene y los mueve.
Los mueve a buscar la tierra.
Los mueve a correr por los desiertos, por entre terrenos llenos de espinas, llenos de sequedad, llenos de una nada hermosa y unica. Ahí, las raices son mas fuertes, son mas solidas.
Ahí las flores tiene los tonos mas encendicos, que en ningun otro lugar. Ahí cada color es una pepita de oro en un rio.
Ahí los animales son mas unicos, son magicos. A veces se dice que son otros seres. Que en realidad…no se dice nada… ahí comienza la magia de los chamanes..ahi nadie dice nada. Solo son nuestros miedos y nuestro respeto al origen.
Venimos del monte!
aunque huelamos bonito, aunque ya no traigamos la piel de los pies, tan fuerte como cualquier ser que nacio decalzo y se mantuvo asi.
Venimos del monte, todavia comemos y cagamos.
De este lado del cemento, no hay nada. Solo el estomago y algunas otras partes de mi ser han encontrado la complacencia de una vida de satisfaccion de instintos, de cosas muy basicas.
Ha sido necesario aprender la experiencia y luego avanzar.
Con estos pensamientos me alejo de aquella ventanilla insignificante y tan lo contrario.
Me meto en mi , vuelvo al mini mundito que voy creando, a este encierro tan chingon. Aquí solo hay herramientas transformadoras de materiales, trato de hacer que los pensamientos se vuelvan en lo mas posible tangibles.
Volteo mi cabeza, la voy girando de lado a lado, todo esta bien, todo esta chido, las rutinas tan chidas.
Solo voy reconociendo el lugar.
Tomo asiento en la extraña silla que he estado trabajando. Ta rara, como todo en mi vida. Cada cosa es unica.
Cierro los ojos aun teniendolos abiertos y solo “ miro” para adentro, mi sentir cambia, mi forma de pensar cambia.
Estoy sentado sobre mis piernas, estoy desnudo.
Estoy dentro de una cueva, tengo la sensacion de estar en el vientre de una madre.
En el monte, dentro de la cueva, voy encontrando los pensamientos que deje olvidados en el recuerdo genetico de algun ser en evolucion hace muchos, muchos años.
Fuego, cueva, rostros.
No hay mas, parece no haber mas, toco mi rostro y siento muchos pelos,
Me sigo tocando el cuerpo, mientras me reconosco.
Enfoco mi vista en lo que esta a mi alrededor.
Hay un gran boquete, por ahí entra la luz, por ahí salen las estrellas y ese azul del cielo, ese azul que pareciera translucido.
Tengo miedo, lo se, no quiero salir de la cueva. Aquí estoy seguro. Aquí miro algunas figuras en las piedras. Alguien a estado dibujando, el lenguaje del dibujo es como mi comunicación, es lenta y pesada.
No tengo muchos pensamientos. Es como si estuviera esperando algo o alguien, mientras mi ojos siguen mirando ese cielo lleno de estrellas que ha estado ahí mas de toda esta vida. Mas alla de eso.
Soy como un viejo dentro de una cueva en la que hay mas seres como yo, mirando el cielo.
Cuando me pregunten la edad, dire que tengo la edad de las estrellas, la alegria de la musica y el mismo anhelo que tu:
Ser feliz y encontrar la naturaleza de ser un buen humano!
Nuevamente el silencio de la habitacion se llena de musica y ruidos que vienen del exterior. El perrito sin dueño aprovecha un tapete en el suelo para bloquear el frio del piso y solo esta ahí, hechado, siguiendo con sus ojillos los movimientos de aquel viejo, acostumbrado a la oscuridad de esta habitacion. Acostumbrado a los austeros pensamientos con que va llenando su filosofia de vida.
Hoy, dos seres comparten la soledad de una vida de busqueda de respuestas.
Preguntas que nacen en el espiritu andariego y solitario de cada cual. Uno viaja sin moverse y el otro se mueve para estar en el lugar que busca.
Cada Quijote encuentra el Sancho que lo escuche.
Cada uno tiene una cita con la vida y esta, esta hecha de causalidades.
Cada uno cumple una cita con el destino que se va forjando en cada decisión.
Gracias por estar aquí, en la madriguera del hermitaño urbano, gracias por acudir a la cita y haber cumplido la palabra empeñada.
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