Vegetar y vegetar, en eso se convierte la vida cuando las ilusiones parecen apagarse.
Prendio la maquina, una vez mas intentaba robarse algo, aclarar sus ideas, salir de aquella monotonia que lo estaba enfermando.
Una infección en la vias respiratorias parecia estar enamorada de él, se aferraba a no irse, se abrazaba a su ser y disfrutaba de los buenos tratos, de los chiqueos en que la envolvia aquel ser que raras veces se enfermaba.
Desayuno una rica barbacoa de chivo con granillo, las tortillas de maiz negro le recordaban el color de su piel. No termino las tres que le habian costado cinco pesos, eran muy grandes.
Se sirvio casi un litro de champurrado, otro tanto quedo en aquellas bolsas donde le habian servido los quince pesos que pidio.
Tomo otro pedazo de papel sanitario e intento sacar por su nariz aquella infeccion llamada gripa, que hacia que le diera un dolor frio desde el oido izquierdo, pasando por el ojo del mismo lado, hasta llegar a su nariz.
Una morbosa comezón acompañaba aquel dolor, una comezón que a veces se posaba en los ojos y le recorbaba la muerte de aquellos perros grises, aquellos que los coletos llamaban
Morir de infección en el cerebro? Seria bueno –se dijo- no es mala idea, tal vez seria lo mas justo del mundo. Que se manifestara en forma fisica el cochinero que su mente tantas veces habia incubado.
Hizo un repaso mental de los temas que podria tocar, intento recordar algún amor que le sirviera de musa, intento una vez más engañarse y engañar a la vida.
No habia nada. Nunca hubo nada. Nunca nadie se quedo.
Era tal el peso de su vida que nadie quiso compartir con el mas de unos días, mas de esos pequeños encuentros en que se conciben las verdaderas aventuras irrepetibles y peligrosas.
Cuando verdaderamente encontro respuesta a su corazón, sintio miedo, miedo hacer daño y mejor se fue- Siempre huyendo de todos y de si mismo.
Bajo su mano derecha y sin mirar supo donde buscar al lado de aquella silla donde estaba sentado.
Ahí estaba su fiel amigo.
El ser que nunca se habia ido aun cuando no estuvo algun tiempo. Tambien estaba “ella”sentada en la cama, mirando la televisión, fingiendo ser uan mujer mexicana de esas que ven telenovelas y se encargan de las labores del hogar, estaba fingiendo, estaba tratando de mostrale que podia ser todo lo que el quisiera con tal de curar esa herida del corazón, que desde su nacimiento habia siempre supurado lagrimas de incomprensión, de destiempo, de desamor, de “no aceptacion”, de rebeldia.
Los ojos de el fijos en la pantalla de la maquina, por un momento “ella” volteo a verlo. Su rostro quiso dejarse caer y llevar su mirada al suelo, pero en un esfuerzo mas, siguio altivo.
Levanto la barbilla y de algún lugar mágico trajo aquella sonrisa que siempre le ancantaba a el.
La mano derecha, rascaba aquella peluda cabeza, una cola negra se movia despacio, dando un acuse de recibo a las caricias ciegas del hombre a la maquina.
Nada, a su mente no venia nada, nada interesante o extraordinaria que lo motivara a la escritura febril, a el flujo de emociones a las que tanto se habia acostumbrado.
Las catarsis se le estaban negando, le habian sido vedadas por su propio ser. Los candados estaban puestos en su alma y no encontraba las llaves que el mismo habia ocultado.
Alargo la mano buscando el gran vaso donde tenia el champurrado. Ya casi se acababa el primer litro y apenas se dio cuenta de que habia una diferencia en el sabor. Si, la señora a la que compraba enlas noches tenia otro sazon, otro toque en el sabor.
Deposito el vaso y volvio a bajar la mano.
Renuncio a la idea de escribir, sabia que no se podia forzar a las musas, sabia que las musas nacen en el tiempo en que tiene que nacer. Las diosas que iluminan las ideas este dia no estaban.
Este dia como todos los de su vida, solo estaba su locura, su fiel compañera.
Recosto su espalda sobre la silla de su improvisada oficina en un hotel de paso, ni muy caro ni muy fino, ni muy de paso, ni muy familiar.
-Donde has estado? Como te sentiste ahora que estuviste con “la rarita”?
Las preguntas formuladas a “el perrito sin dueño”, se perdieron con los gritos de gol, de los locutores que narran algun partido por la caja idiota.
El rostro del perrito si dueño, por fin se levanta en direccion a su amigo solitario. Hace tres dias regreso de una larga estancia en que estuvo acompañando y sirviendo de consuelo a una amiga de viajes a la que llaman “la rarita”.
Pinche club de amigos raros, pinche club de ovejas negras, pinche club de locos, especiales para acabarla de chingar.
Los ojos se encontraron, se vieron y el lenguaje silencioso fluyo. No hubo respuestas, solo una comprension mutua, solo un amor que no cabe en seres normales.
Lagrimas, en los ojos de aquel viejo ermitaño urbano, aquel que aun a sus años se aferraba a, aprender a vivir y a desaprender lo vivido.
Aquel que estaba luchando desde hacia mucho tiempo por parar esa parte de su ser donde nacian los juicios.
“ un dia dejare de juzgar, ese dia es hoy”
Habia entendido que esa parte es la que mas daño le habia hecho a su vida, nadie lo habia jusgado tan fuerte, como el a si mismo.
Siguio fluyendo sus emociones, siguio llorando como un niño, siguio depositando sus lagrimas sobre aquella pelambrera negra que parecia entenderlo, que parecia decirle:
“llora ni niño, llora.
Llorar te hace bien, al llorar te liberas de las cargas,
"Llorar es la medicina del alma”.
Una mujer hermosa se acerco a aquellos dos seres, y tambien, fiel compañera deposito su amor y su mano sobre la cabeza de aquel enfermo del alma, de aquel que aun a sus años no podia por mamentos comprender, la belleza de la vida, el milagro de la misma.
Metido en el mundo de sus emociones, sintio como sus ansias, sus preguntas, sus insatisfacciones se fueron aplacando. Su ser por fin estaba logrando el equilibrio que necesitaba para poder disfrutar de este dia, solo por este dia intentaria sonreir a la vida y a los seres a su alrededor.
Mas tranquilo, abandono la silla y los deseos de escribir de triunfos y de exitos. Abrio la puerta de su habitacion y entro la luz, con ella entraron los muchos colores del jardin de aquel hotel.
La alegria de las flores de buganbilia color buganbilia y algunas en color rojo, las mandarinas amarillas llenando las ramas verdes de un joven arbol, las flores prometedoras de aguacate y una mariposa que termino por llevarse todos sus pesares.
-Definitivamente hoy es un buen dia ¡
levanto sus ojos al cielo y en silencio dio gracias a la creación, a su Dios y a la madre tierra.
Su amigo, el perrito sin dueño comenzo a correr a su alrededor mientas una bella mujer bailaba a su lado.
A veces no importa escribir, ni lo que se escribe, cuando de curar el alma se trata.
domingo, 8 de enero de 2012
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