Martes 2 de Diciembre del
2014.
8:12 pm.
Un día más. Aquí en estas
tierras, lejos y cerca de todos los que me importan, de los que les importo.
Hoy esta lloviendo, hace
mucho que no veía llover, que las aguas no caían del cielo sobre estas tierras desérticas,
sobre esta costa del pacifico norte de México.
Hoy me desperté como todos
los últimos días, a la misma hora, a las 4:15 am. Según el reporte del clima amanecería
lloviendo. Antes de acostarme, le dije a mi compañera que no iría a pescar, que
el clima no daría chance, la marea estaría alta y para la hora que voy estaría
perfecta , solo la lluvia arruinaría mi día de pesca. Al despertar busque el sonido de lluvia, busque la lluvia
en las ventanas pero no había lluvia, prendí la compu y cheque el clima. La lluvia
llegaría mas tarde de lo anunciado, se pronosticaba para las cuatro de la
tarde, doce horas después de lo que me había dicho el reporte la última vez que
lo cheque.
Voy a ir a pescar –le dije-
tenia sueño y las cobijas me invitaban a seguir calientito, acostado, pero pensé
en lo perfecto de la marea, en la caminada por la carretera, en que si seguía
la lluvia ya no podría ir hasta el viernes tal vez.
Le pedí que me preparara una
torta y mientras me entretuve jugando con Jade.
Buenos días hermosa! Buenos días!
Su sonrisa es un sol que
deslumbra mi alma todos los días. Ver como va creciendo su sonrisa al reconocer
mi voz es llenarme de alegría y dar gracias a dios por su presencia, por este
regalo y responsabilidad tan hermoso.
No tenia prisa, el día
anterior, estuve en el punto de pesca mucho tiempo en la oscuridad. Me da miedo
y no por la oscuridad, sino porque uno no sabe quien puede andar por esos
lugares haciendo mañosadas que no ocupan de testigos. Aun con eso me gusta
llegar amaneciendo y ver ese rojo encendido con que el sol anuncia su pronta
llegada.
Me levante. Me puse dos
camisas, la segunda de manga larga y de una tela muy calientita. Busque la
bufanda y me la enrolle en el cuello para proteger esta garganta que últimamente
es mi coco. Me cuesta trabajo pasar saliva y el dolor esta ahí todo el tiempo. Un
dolor que llega hasta el oído y que por su extensión sobre mi mandíbula me hace
recordar esas veces en que tenia alguna infección en las muelas.
Ni modos ahí están las consecuencias
de los excesos, tengo que pagar lo bailado.
Prepare mi mochila. Acomodar los
anzuelos, plomadas, navaja, pinzas, alambre, bolsas de platico, trapo,
carretes, carnada, tubos de pvc, agua, pastillas para el dolor por si arrecia,
papel sanitario por aquello de no te entumas. Todo bien.
Me tome un atole que me dejo
Sonia en la mesa y le robe un pedazo de bolillo a Doña Susy. Fui al baño
mientras en mi mente checaba y rechecaba que no me faltara nada. Vine a la
recamara , le di un beso a Sonia y a Jade y salí.
Un suéter y una chamarra me
cubren, la gorra roja sobre la cabeza, la mochila en la espalda y en la mano
las dos cañas desarmadas y aseguradas con velcro.
Tuve que caminar un rato en
sentido contrario a mi destino para ir por cigarros. Ni modos, no he podido
arrancarme este cochino vicio que tantos problemas me esta causando. No me
gusta andar por la libre, a esta hora anda la poli con todo. Solo quieren lana
y pos la neta me dan mas miedo que los malandrines. Compre mis cigarros y por
un momento pensé en irme al punto por la libre pero como dije, no me gusta
andar por ahí, la autopista es mas libre y se camina mas cómodo. Así que volví
a subir a la pista. Antes de subir me tope al “burras” y su manada de perros,
lo salude y seguí mi camino. Todavía esta oscuro, por las nubes en el cielo ,
la oscuridad es mayor.
Amo esa parte de ir caminando
sumido en mis sueños de grandeza, creando milagros, creyendo en los imposibles,
soñando por momentos en que es posible un día tener un México mas tranquilo,
sin tantas chingaderas, un México donde vivamos sin miedo.
Busque entre los cerros esa
claridad que anuncia la cercanía del amanecer pero aun estaba oscuro. Me baje
de la pista y cruce la cuatro carriles. Esa parte del cruce me pone nervioso,
es como si entrara otra vez al mundo de los humanos. No tengo miedo a la
oscuridad, tengo miedo a los seres humanos, me reflejo en Robinson Crusoe cuyo
miedo solo regresa cuando ve huellas de seres humanos.
Camino rápido, y solo me
relajo cuando ya entro al terreno donde voy a pescar, aun hay metros que
caminar. Intento en la oscuridad descubrir la presencia de alguien o de algún
auto, pero la vista siempre me engaña o juega conmigo. No hay nadie. El Nico
dijo que iria el lunes y no fue, el martes y tampoco. Ni modo, el se lo pierde.
Chulada de mar! el agua esta
alta y desde el paredón parece que voy a tirar la piola dentro de una alberca
con poco oleaje. No se ve si hay basura pero adivinando creo que no habrá.
Busco en el piso con la vista
alguna señal del lugar donde entierro los tubos de pvc. Me guío por los bordes
del paredón, mas o menos calculo la distancia en que deben estar y con los
dedos voy presionando la tierra. Aquí esta el primero! Si, mis dedos se hunden
con facilidad en el terreno, señal de que la tierra esta suelta. Con la mano
voy quitando la tierra hasta lograr una profundidad que le de soporte y seguridad
a los tubos, asegurándome así, que si pica un pez grande, no se lleve la caña.
Encuentro el siguiente hoyo y
hago lo mismo. De vez en cuando volteo hacia la entrada, esperando ver las
luces del auto del Nico, no se ven.
Quito los velcros a las cañas
y las armo para colocarlas cada una en un tubo.
Ahora si, saco la mochila de
guerra de la mochila grande. Sobre la grande pongo los carretes para evitar que
se llenen de arena o tierra. Saco la bolsa de carnada y la abro de tal manera
que le pegue el vientecito y la vaya descongelando. Extiendo uno de los trapos
sobre la tierra y ahí voy depositando la navaja, la cajita de anzuelos, las
pinzas, las plomadas y otras cosillas que pueden ocuparse.
Siempre armo primero la caña
larga, la que pinte de colores rasta y que esta bien placoza pues mide 4.27
metros. Le coloco el carrete dorado Penn (uno de mis favoritos) y llevo la
piola por entre los aros guías. Me aseguro de no equivocarme pues casi no se
ve. Vuelvo a colocar la caña en su tubo de pvc y me llevo la punta de la piola
al lugar donde tengo las cosas. Primero pongo la plomada y la aviento de manera
que el hilo quede estirado, como tendedero, elijo los anzuelos, esta vez decidí
poner anzuelos nuevos, a veces con el uso y el agua salada los anzuelos pierden
punta y hoy ando filoso, no quiero perder ni una pieza en la pesca.
De la carnada desprendo un
calamar, todavía esta congelado pero apretándolo y moviéndolo se puede
maniobrar. Lo corto en pedazos y los voy colocando en los tres anzuelos que ya
tengo puestos en la línea.
Primer caña lista.
Bajo la vara de manera que
pueda checar que la piola no este enredada en la punta y luego la voy
levantando de tal manera que me quede a la distancia y en posición de
lanzamiento.
Fuerte y lejos!
Allá va la primer piola. El agua
esta clara, no lo veo pero lo puedo sentir por el oleaje. Ahí están los peces
buscando que comer y aquí estoy yo también buscando que comer.
Puede que haya aleta amarilla
o roncadores, pensé en poner un bombón (malvavisco) pero más seguro con el
calamar. Los experimentos los dejare para más tarde.
Preparo la siguiente caña, poner plomada,
anzuelos nuevos, carnada y lanzar.
Ahora si a esperar. La ansiedad
de ver el mar tan chido, tan puesto, se van. Ahora solo queda esperar. Ahora todo
esta en las manos del jefito.
Hoy el cielo no se puso rojo
al amanecer, mayormente el cielo esta cubierto de nubes. Nubes altas y no se
ven señales de posible lluvia, al menos no por el momento, por aquello de las
moscas, en la mochila traigo un plástico grandecillo para cubrirme.
Me fumo un cigarro y dejo ir
mis pensamientos que siempre me lleva a las Salinas. Algún día ire a ese lugar
a pescar y me iré en la mañanita y sacare muchos y diferentes pescados y les
hablare a mis hermanos para que lleven pescado y…
Amo soñar. Estar aquí y
soñar, soñar sueños lindos. Sueños que solo suceden dentro de mi y donde las
cosas mas chidas no son imposibles.
Me he alejado del mundo, vivo
feliz lejos de todos y solo cuando es necesario entro en contacto con la
sociedad.
Hoy el mar me regalo tres
charales o smell’s. Siempre fieles, esos no fallan.
Desarmo todo y vuelvo a tener
una mochila y las cañas en una mano.
Gracias jefito –digo-
mientras me persigno.
Tres pescaditos en la
mochila. Hay pescado en la casa. Hace días, el viernes para ser exactos, me
toco ir a marea con mis compas. Nos fue bien y me traje dos bolsas de pescados,
solo tres no eran rojos o coloraditos. Un sapo, una cabrilla y un bacalao
grandecito.
Por cierto y recordando ese
aceite de hígado de bacalao, mi suegrita prepararon un caldito con el hígado y
unas cabezas y…manjar de los dioses! Estaba riquísimo!
Regrese por el mismo camino,
siempre siento una ansiedad por pisar la pista, es como pisar terreno libre,
lejos de la gente aunque ellos van allá abajo a pocos metros de mi pero una
cerca de alambres de púas nos separa. Tal vez sea el instinto del perrito sin
dueño, tal ves solo sea que soy el perrito.
No regrese cansado a casa y
la sonrisa de Jade siempre me devuelve la alegría por seguir viviendo. Mi compañera
me pidió que fuéramos a la tienda y por un garrafón de agua. Animo! Ahí vamos. Como
novios, platicando de lo chido que esta el día, de las nubes que ya vienen
soltando agua allá lejos dentro del mar,
Mira! También por allá en
Rosarito ya esta lloviendo. Apurémonos, para que no nos agarre el agua.
Fue una compra rápida, en lo
que llene el garrafón ella tomo lo que hacia falta en casa. Y vámonos para la
montaña otra vez.
Pocos metros antes de abandonar
la pista, cayeron las primeras gotas de agua, un vientecito las antecedió. Que chido
ver la lluvia. Algo que pocas veces sucede por aquí. Pensé en Jade, cuando
descubra su primer lluvia, volví a soñar en esa pista que me libera. La vi
sonriendo y poniendo sus manitas para sentir el agua cayendo del cielo, mojándose.
Y entre mis sueños y las
sonrisas de mi corazón, se me olvido el cansancio, la distancia y el peso del garrafón
de agua y nos apuramos a llegar a la casa mientras pequeñas gotas iban cambiándole
el color y el olor al ambiente. Mas tarde los sonidos de los carros sobre la
pista también cambiarían.
Desayunamos muy rico. Después
de eso solo me tire a dormir. Quiero seguir soñando pero tuve que despertar. Ya
es noche, la luz del sol se fue hace rato.
Me desperté con esa necesidad
de sacar tantas cosas que traigo atoradas adentro con esa necesidad de limpiar
un poco mi interior, de fluir, de hacer catarsis. Pensé en escribir sobre los
tres intentos de sacar la publicación que tengo atorada por x , por y y por z y
que aun no se da, pensé en tirar mas mierda al mierda del narcogobierno pero al
sentarme a escribir, solo deje que los pensamientos fluyeran.
Y lo que pensé en escribir se
quedo atrás.
Sigue lloviendo y hace un
poco de viento. Se escucha el sonidos de las palmas de la casa moviéndose, se
escuchan los sonidos de los autos arrastrando y levantando el agua en su
recorrido.
Se escucha el silencio de la
noche y muchos ruidos esta noche no están pues las personas están encerradas en
sus casas protegiéndose de la lluvia y del frío.
Allá a lo lejos en el oscuro
del mar, se ven las luces de un crucero que va con destino a San Diego o tal
vez a algún otro lado, a terminado su estancia
en Ensenada y ya va de regreso. Seguro debe de ser una fiesta de luces y
comodidades ir en el pero desde aquí solo se ven sus pequeñas luces.
Este es mi día y estos son
mis pensamientos. Soy al que muchos conocen por Chicati, el loco barbon y pelo
largo, el que pinta paisajes muy locochones y de lugares que solo existen en su
mente, el loco que hace sus experimentos y cuya vida tal vez sea el mas grande
ellos.
Soy uno mas sobre la tierra y
soy feliz con lo que Dios me ha premiado, una familia hermosa y muy espiritual,
dicen que estoy muy flaco y que soy feo pero todo eso se compensa con la suerte
o las bendiciones del jefito.
Aquí y ahora dando gracias
por un dia mas donde las pequeñas cosas causan las mas bellas emociones.
Un fraternal abrazo al
universo y buen camino viajeros donde quiera que se encuentren.