Quien soy? Qué hago aquí?
Lejos, parecen
escucharse estas preguntas que invitan a meterme en mí y platicarme.
Puedo sentirme
nadando en mis emociones, puedo sentir algo que monitorea mi ser, lo que soy,
lo que pienso, lo que hago, lo que digo.
No creo
pueda definirme y si lo hago, será en un lenguaje que solo yo pueda entender.
“…sabes bien
que tu vida es mi vida, que la tienes prendida en tus brazos…”
Ella canta
en el baño, ahí lava los trastes y de pronto su tono ranchero y nostálgico sale
del baño llegando hasta mis oídos, produciendo un sonido vivo.
Mi ser se
siente alerta, escucha el llamado de la voz que arrastra la emoción de algún sentimiento,
convierte a las letras y la música en algún lugar lleno de mesas y personas
bebiendo, mientras alguna mujer apoyada en la barra y con el rostro levantado,
va reclamando a algún ser, que solo ella puede ver y cuya imagen, no se borra
mientras va consumiendo el tiempo -mente en que se hace presente para lastimar
como un látigo, golpeando alguna parte dentro, muy dentro del ser.
Quién soy?
Soy el que
observa…
No sé, pero
a veces, creo ser alguien que no puede escapar de su peor enemigo: yo mismo.
Siempre tan crítico,
tan duro, tan severo conmigo mismo.
Lleno de
ideales; que tiene mucho no se llenan de las tantas voces que callamos
todos.
Solo el silencio
me obliga alejarme de todos y buscar refugio “acá en la montaña”.
Llegar, después
de hablar con muchas personas, por fin guardar silencio. Escuchar el adentro,
esa pinche mentecita que de pronto cascabelea, que de pronto parece funcionar
con alguna de las dos más usadas neuronas: la loca y la pendeja.
Quitarse la careta
y la cartera, mandar a la chingada la identidad, no soy una credencial, no soy
una identificación.
Ya no hay público,
acá en la montaña solo estamos ella, la semilla que crece y yo.
Nadie es
dueño de nadie y sin embargo somos lo mas chido que tenemos.
Quién soy? Que
hago aquí?
Adentro la
conciencia parece desconectarse, se mueve la dirección y ahora está más
pendiente de los sonidos que producen sus pies al moverse dentro del baño.
Intento imaginar
cada paso, voy siguiéndolos y al mismo tiempo le doy vida a las imágenes en mi
mente y puedo verla caminado en un mundo alterno al real. Las dos realidades me
gustan.
Escucho los
sonidos que producen sus manos y el sonido de alguna fibra tallando, mientras
la mezcla de agua y jabón va realizando la limpieza de algo que seguro yo
ensucie.
El sonido
del agua saliendo del la llave, el sonido del agua desplazándose por la tubería.
Es la noche
del antepenúltimo día, del último mes, del año 2013.
Quién soy?
Qué hago aquí?
Aquí, nada más.
Y la
respuesta es tan pero tan usada que mi ser se acostumbro a ella. La he usado
tantas veces sin buscar un significado a
esas tres palabras.
Qué hago?
Aquí nada más…
Quién soy?
No sé, a
veces creo ser el que se observa, el que observa su exterior. A veces, ni
siquiera se para donde ando y no estoy controlando mi producción de
pensamientos. A veces me pierdo en las creaciones negativas,
A veces
simplemente solo sé lo que estoy creando, cuando volteo para atrás en el tiempo
y encuentro, mi hacer, mi decir, mi pensar, mi sentir completamente ajenos a mí,
como si yo no hubiera estado.
Quién soy? Que
hago aquí?
Soy el que
observa la creación. El universo, el todo y lo disfruta cada que puede recordar
que la vida es hoy y sin definiciones. Solo un aprendiz más de la vida. Una vida
llena de lágrimas y risas.
Quién soy?
Soy el que está
aprendiendo a leer y escribir, uno al que llaman Chicati.
Que hago aquí?
Aquí nada más…
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