27 de marzo del 2014.
4:51 pm
No estás
agitado, solo estas cansado.
Eso intento
creer, tal vez para fugarme en la tangente mental que me puede sacar de mi
estado de baja energía. De emociones negativas con cuya energía no encuentro
otra manera de fluir más que a través de
esta que llamo, escritura catártica.
Sacarlo!
como siempre lo he sacado. A mentadas de madre y bendiciones a todos, chillar o
reirme a perder la hilaridad y encontrase en el punto mas centrado de la vida,
en el momento perfecto, en el tiempo justo y en el preciso lugar.
Peleando,
siempre peleando en la vida porque las cosas no son como yo quiero, no salen!
De pronto
todo parece ponerse oscuro, de pronto veo a mi alrededor y la vida se fuga de
mi control, del mundo de mis creaciones, de lo que yo manifiesto cada dia al
mundo, al universo.
Las cosas
pasan y yo estoy al efecto de ellas. No soy causa de mi vida, no tengo el
control del tiempo de mi mente y, mi mente sigue creando historias que me
alejan del tiempo presente.
Es la rueda
de la fortuna convertida en la vida misma, lo sé. Pero, qué difícil es volver a
tomar el control. Como volver a pararse en el tiempo y lugar justo, si la mente
corre loca y desbocada. Creando creando negativo, hasta llevarse todas las
fuerzas, hasta llevarse todas las ganas de vivir, esa luz con que me gusta ver
los días. Todo se pone triste y gris, aun cuando el sol esta ahí. Todo pierde
valor y el mas minimo interés no parece florecer, como no florecen los campos
esta primavera a la que le falto el agua.
Tengo todo.
Amor, comprensión, amigos, un lugar donde dormir, trabajo, salud, familia,
amigos y de pronto algo falta…los ojos limpios con los que veo cada amanecer,
esas ganas de dar las gracias a dios, al jefito, al de arriba.
Levantarse y
sentir que este dia podría ser el ultimo mio o de cualquiera que esté a mi
alrededor. Este dia es para disfrutarlo y hacer que otros lo disfruten.
Hoy
lloviznaba a las dos de la mañana, a las cuatro. El mar de mis emociones
estaba agitado, baje al puerto llevando
todo eso, todas las cosas atrasadas, todos los ciclos abiertos por los cuales
se fuga algo de mi alegría, de mi darle para adelante. 49 años viajando sobre
esta esfera azul que se mueve en el espacio. Muchos ciclos no se cerraron,
muchos ciclos aun siguen llenos de nudos y acercarse a ellos podría provocar
mas daño.
Ya no puedo
cambiar el ayer, pero como pesa.
Nadie nace
sabiendo como vivir, pero algunos aprenden mas rápido a como moverse en la
vida, para estar en el lugar que quieren estar.
Algunos se
dan cuenta que son los conductores del auto en el que viajan por la vida y
toman el control para girar el volante en las direcciones que los lleven por
las mejores rutas.
Tarde, pero
aquí estoy, tratando de aprender a conducir mi vida. Tantas escuelas! Y todas
dicen lo mismo, solo cambian las palabras pero el sentido es el mismo, aun mejor,
para que no haya fallas, dentro de mi pusieron algo que me dice, que esta bien
y que no lo esta, entre lo correcto y lo que no es asi.
Lo sé,
también lo sé, cuesta pues a veces y sabiendo que algo me hace daño, pues lo
sigo haciendo. Con los demás hasta me paso de pendejo. Eso dicen.
Al menos hoy
no hago daño.
Que varios
de mi planes no salen: que aun no se arma con la troquita, que el puesto de
artesanías sigue creciendo pero aun no vemos el dinero ni la forma de cómo
hacernos de un local en un buen lugar, que estoy estacionado en los mismos
modelos y no he creado nada nuevo en la pintura, que tantos que’s.
Que de
pronto no siento nada, solo una terrible y dolorosa ausencia de mi, pues el
pasado o el futuro me quitan mi aquí y ahora.
Me pierdo de
tantos aromas, del olor a tierra mojada, del aroma del mar, de las grandes olas
que me asustaron antes de subirnos en ellas, de las dos ballenas que vimos
mientras viajábamos en la panga, de los dos delfines que mis ojitos mios de mi
apenas vieron unos segundos, jugando carreras, escoltando la panga a dos metros
de mi, el agua salada cayendo en mi rostro, los rojos y grandes pescados de mas
de kilo y medio que cayeron en las redes.
Me pierdo el
presente por andar organizando lo que ya debería estar en la papelera de
reciclaje o mínimo en la subconsciencia, en algún lugar donde mis recuerdos
puedan localizarlos y verlos como experiencia vivida. Sin cargas emocionales
que me causen escosor.
Me pierdo de
tanto. Me pierdo las sonrisas de la mujercita que comparte su vida conmigo, y
la espera de la angelita que viene en camino.
Unas
cachetadas guajoloteras! un aliviate cabron! Tas enfermo, pero la cura la
tienes tu mismo. Me escucho y ahora ya tengo rato aquí, sacando el cochinero,
la basurita, lo que apendeja y no me deja ver la vida en su mas esplendorosa
expresión, que todo brille! Que la vida brille!
Que yo
brille y sea luz de alegría a los demás. Que mi puta soberbia de ser perfecto
no me engañe mas con sus cuentos engañosos.
Que sabroso
se come cuando se gana el bocado, cuando se tiene hambre, cuando no se pide
mucho y los caprichos quedan aparte, que sano se come cuando se toma conciencia
del alimento como otro ser del cual se toma su energía, su vida misma.
Que sabrosa
es la vida, cuando se tiene el control, aunque sea el emocional.
Solo sigo la
luz, la lucecita que lleva al jefito, sin religiones y esas cosas. Solo
portándose bien. Estar bien para hacer sentir bien a los demás.
Me
distraigo, no pongo mucha atención, no tengo cuidado. Siento culpa por esto, me
cargo una vez más y tengo que sacarlo. Hablo con el jefito, le cuento: me
apendeje! La cague. Ayúdame! Has que todo esté bien, todo bien para todos.
Me culpo
demasiado o simplemente no suelto luego luego la culpa, la cargo y no sé cómo
deshacerme de ella, hasta que aplico las herramientas: tribuna confesión,
procesamiento de emociones.
Solo
decirlo, solo escribirlo me hace sentir mejor, mi respiración se hace
consiente, como si con ella se cerrara un ciclo de tiempo largo y lastimoso.
Un chocolate
envuelto en una hoja de cuaderno de rayas y con unas letras de color rojo,
están al lado de la maquina. Ella lo envolvió y escribió palabras de amor que
solo intentan sacarme de mi estado.
Ya Salí de
ese estado, solo estoy cerrando algunos partes de mi proceso. El sol vuelve a
salir con fuerzas, intenso, llevando su calor hasta nuestra piel. Atraviesa los
cristales y me dice: aquí estoy! Llenando tu bolsa de sol, de vida, de calor.
Que chido
cuando el sol ya calienta, cuando ya se puede intentar una sonrisa y los
musculos del rostro no ponen resistencia a la orden mental.
La música me
invita a bailar.
“…Red, red
wine…”
Ya escucho!
No solo oigo, ya escucho!
Un suspiro
intenso sale de mi ser.
Puro para
adelante compa! Para atrás solo para sanarse y esto es más que darle para
adelante.
Gracias
cabrón! Porque siempre estás ahí intentando que yo agarre la onda, intentando
con tu presencia curar la mentecita enferma y defectuosa, al menos por un rato
mientras regreso a tu casa, al lugar de donde vengo.
Gracias por
todas las experiencias, todas me han servido, la experiencia que hoy rechazo,
mañana la usare de seguro.
Por lo que
hoy sufrí, mañana me estaré riendo. Así dicen y yo les creo porque lo he
experimentado.
El mar
estaba movido, las olas venían unas tras otras. Solo he ido una, dos o tres
veces a marea. Mi miedo me hacía ver más grandes las olas. Por un momento mi
mente se fue en la historia de algún evento cuando a algún pescador, las olas
le voltearon la panga.
-No!
Espérate pendejo! Te vas ahogar! Lo agarre para que no se aventara al mar y se aventó
de nuevo. Ya habíamos recuperado el motor, el compa quería recuperar la panga
también. Lo vimos como ya tenía agarrada la panga de la punta pero lo alcanzo
la ola y de pronto lo perdimos de vista. Cuando lo volvimos a ver, estaba como
gato agarrándose para que el agua no se lo llevara, no podía salir el pendejo,
se salvo!
Habíamos ido
al campito para salir a marea, desde antes mi compa me había dicho que estaba
malón el mar. Vimos la playita y dijo, no se va a poder salir aquí, está muy
cabrón!
Enganchamos
el remolque con la panga y nos regresamos a puerto nuevo, a la bajada en la
playa pues el nombre solo es eso: un nombre del lugar. Aquí no hay puerto y las
pangas se botan al agua o varan en la bajada que da a la playa y ahí estábamos.
Yo al lado de la panga que ya el sobrino de mi compa había bajado del remolque.
La punta aun
no estaba en dirección al mar. Mirando el mar, tal vez contado las olas,
tratando de adivinar los sets, no sé.
Llagaron
otros pescadores. Uno de ellos conto la historia del compa cuya panga volteo el
mar.
-ahí esta la
panga con quien sabe quien, quedo inservible, la desmadraron las olas.
Me subo, no
me subo. Recordé que no se nadar, que traigo un chamarrón bien grueso y lleno
de esponja que se va a cargar de agua en caso de caer a ella. Mis pinches
miedos! Mis pinches miedos cabrón! Y el agua llegando hasta el cemento.
Hijoles!
Tengo ganas de orinar, me escondo tras una bardita y aviento unos chisguetitos
que aun no pedían salir pero que ya estaban ahí.
Toy tirando
el miedo, me dije, ya estoy aquí, ellos ya saben cómo hacerle, a eso se
dedican, ellos van diario. Mientras me fumaba un cigarro algo dentro de mi me
decía: aire te va a hacer falta y tu fumando!
De pronto
las olas se calmaron, se hizo ese intervalo de tiempo entre set y set de olas.
Entre cuatro le dimos la vuelta a la panga. El motor ya lo habían calentado.
Empujamos la
panga bien rápido y todos atentos mirando a lo lejos cada uno ya sabe su lugar.
Trépate!
Trépate! Y brinque justo a tiempo, después de mi, brinco el sobrino de mi
compa. Levanto los remos y le dio para adelante intentando ser lo mas rápido y
preciso posible. No hay margen para errores. Mi compa sigue abajo empujando
hasta que la panga ya está algo dentro del agua. Rápido y ágil brinca a la
panga, para bajar agarrar el motor y bajarlo cuando la profundidad le permita
funcionar sin dañarse la propela.
Le da un
jalón fuerte al chicote del motor y escucha en sonido del Yamaha Enduro 45. Yo
voy sentado de espaldas, en la última tabla-asiento. Solo estoy ahí hasta que
mi compa dejo de remar y al arrancar el motor me cambio de posición y me doy la
vuelta en la penúltima tabla-asiento.
No nos
agarro ninguna ola, salimos limpio y en chinga. Me sentí como esas veces en que
me detuve tanto para subirme a algún emociónate juego mecánico de feria. Es
casi lo mismo, pero aquí se arriesga la vida, los pescadores la arriesgan
diario.
Tal vez por
eso. Cuando regresan de marea y les pregunto: como les fue? Me contestan: bien,
volvimos.
Ya lejos de
la playa y a pesar de los cerros de agua en los cuales nos movíamos, me sentía
relajado, sabia que lo peor había pasado y así lo dijo mi compa: lo peor ya
paso.
Levantaron
las redes, durante este tiempo yo me subo a la punta de la panga, ahí trato de
no estorbar, solo soy el raitero al que le gusta ir a pescar, a tirar
caña. Toy rayado, me tiene paciencia y
pos ahí voy de colado.
Tiramos
anzuelo pero no picaron los peces, el mar movido y pos aparte de que perdimos
el punto donde están las piedras abajo.
Fácil serán
unas 40 o 45 brazadas y a según el tipo de cambio jajaja esta como de a metro y
medio por brazada, asi que échele cuantas. Si ta algo ondito.
En la punta
de una de las redes, salieron los rojitos.
.Aguas con
los lupones!
Sus espinas
son toxicas. Duele de a madres! te da hasta calentura.
Payasos,
lupones, payasos mecánicos, rojos, colorados, bocachos.
El jefito no
deja abajo a nadie. Cada que voy a marea le pido a dios que les de mucha pesca,
de eso viven. Yo toy agradecido con el congelador lleno de pescados que de una
o otra manera amortiguan los gastos de despensa y nutren nuestros cuerpos con
un muy pero muy sano alimento.
No estoy
deprimido ni aguitado, ya estoy mejor, solo estaba enredada mi piola metal y
emocional.
Que vida tan
chida!
Volvimos!!!
Aquí y
ahora!
7:00 pm.
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